Agroexportadores, ¿En peligro de extinción?

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Como un sector en crisis, se puede definir la actividad de agroexportación de fruta fresca panameña en los últimos años.

Las estadísticas de crecimiento en negativo, principalmente para los productores de melón y sandía, son claras. Según datos de la Contraloría General de la República, en el caso del melón el valor de sus exportaciones alcanzaron los 117.2 millones de dólares en 2008, y para 2012 obtuvo 5.8 millones. La sandía para 2008 tuvo montos por 96.5 millones de dólares y hacia 2012 bajó a 15.8 millones.

En 2008 el sector comenzó a sentir los efectos de la crisis. Para esos días la exclusión de Panamá de la lista de países que integraban el Sistema Generalizado de Preferencias Arancelarias (SGP- Plus) por parte de la Unión Europea, principal mercado de estos productos, complicó el asunto.

Para 2011 la falta de financiamiento por parte de los bancos resintió más al sector.

Aún existen más causas, algunas impredecibles, como las condiciones climáticas, la caída de los precios en los mercados internacionales o el valor de los fletes; otras más programables, quizás, pero ausentes, como el establecimiento de una política definida para el sector agropecuario.

Las experiencias

Manuel Fernández, propietario de la empresa Comercializadora Agrícola Mr. Agro, explica que a partir de 2007-2008 el sector de cucurbitáceas (melones, sandías, zapallo) enfrentó una muy mala temporada.

“Algunos lograron hacer las temporadas siguientes pero poco a poco fueron saliendo (del mercado) algunas empresas, hasta quedar las pocas que todavía hoy tratan de sobrevivir. La mayoría están ahogadas por grandes deudas acumuladas con entidades financieras locales y con clientes fuera de aquí, y las expectativas no son las mejores”, indica.

Según estadísticas de la Contraloría de la República, la piña es la fruta que se mantiene más estable. Esto es debido a que la fruta se exporta todo el año, explica Fernández.

Aunque señala que desde el año pasado se ha detectado una tendencia a reducirse el precio en los mercados, “lo cual ha encendido la luz roja en el sector”.

Por su parte, Omar Estrada, de la empresa Fénix Business, indica que “cada año sembramos menos. Nos convertimos en una especie en peligro de extinción”.

Estrada encuentra que “ha habido buenas intenciones pero tiene que establecerse una política específica sobre el tema, dado que la agroexportación genera muchos beneficios indirectos y directos”. Según Grantrap, entre 2010 y 2011 la actividad generó 276 mil 171 empleos directos.

El empresario comenta que está por completar la siembra de 123 hectáreas en alianza con otras dos empresas en fincas ubicadas en Gorgona y Antón.

Señala que hace algunos años llenaba 400 contenedores con fruta y para esta temporada logrará ubicar 200 o 240.

Fénix Business, Exportadores de Azuero y Expo Latino el año pasado resultaron afectadas por la quiebra de una comercializadora holandesa a la cual vendieron su producción 2011-2012, y aún no han podido cobrar los cerca de 3 millones de dólares invertidos.

Estrada produce sandía en la estación seca, y arroz en la época lluviosa, y dice que la situación está difícil para ambos sectores.

Las acciones

Según Alexis Bravo, presidente de Gantrap, las perspectivas siempre son alentadoras, y aunque en productividad “se ha avanzado mucho en tecnología de trabajo, un refuerzo de las autoridades sería suficiente para despegar”.

Este gremio cuenta con 30 empresas miembro, de las cuales 16 se mantienen activas.

Por su parte, el director de agroexportación del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), Adalberto Andrade, señala que las autoridades sostienen reuniones con representantes de los sectores para discutir varios temas, entre ellos la aplicación de incentivos.

Recalca que contrario a las dudas que existen sobre una posible suspensión del Certificado de Fomento a las Agroexportaciones (Cefa) recién se aprobó un millón 700 mil dólares para los agroexportadores.

Encuentra que aunque ha mermado la cantidad de hectáreas sembradas, así como el número de productores, “hay mejor calidad y ordenamiento de la actividad”.

Y se refiere a los protocolos que se han firmado con Estados Unidos para la comercialización de papaya, pitahaya y maracuyá, como nuevas oportunidades para el mercado.

Por su parte, Paulo Ducasa, director general del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap), sugiere para el cultivo de cucurbitáceas el desarrollo de la plasticultura o casa de vegetación. Tecnología que, dice, es material en desarrollo del Idiap, y permitirá aumentar la productividad y el número de piezas exportables, bajar los costos de producción y obtener un producto más inocuo.

Manuel Fernández insiste en que se requieren programas de rescate y fomento para el sector productivo y el exportador, así como reglas claras y fáciles de implementar, que estén plasmadas en una política de Estado, y que los actores públicos relacionados (Mida y Ministerio de Comercio e Industrias) trabajen coordinadamente para desarrollar un plan maestro de apoyo.

Asegura que esto les permitiría competir favorablemente en el exterior y consolidar una estrategia de seguridad alimentaria para el país.